Llega septiembre con sus rutinas y sus “deja de disfrutar” y
empieza a mirar adelante, y llegado este momento me doy cuenta que nunca supe
gestionar lo nuestro cariño, siempre era los limites de un precipicio o
extremadamente alto o puramente nimio… no supe el momento en que tocaba rozarte
y en el que tocaba una caricia, si lo mejor era un beso o mirarte actuar en la
distancia.
Intentaba gritar a pulmón para que me mirases pero al ver
que no m mirabas me di cuenta q eran gritos sordos en el vacio de mi yo interior,
quizás simplemente no tuve el valor de gritar lo suficiente.
Ahora nos aferramos a un vacio emocional de yo no puedo y tu no debes, pero esto se
escribió antes de que mi peón moviera la primera casilla… tu reina ya estaba
preparada para matar y proteger a su rey.
Y llega septiembre y dentro de todo este cambio las hojas
siguen sin haber caído y tu sombra sin jugar con la mía a nuestras espaldas, mi
mano siendo la pieza de puzzle que encaja con la tuya sigue separada y tu espina
dorsal ya es una desconocida para mis dedos…
Tras esto solo podemos adelantar que octubre está por
llegar.