El recuerdo, puede ser nuestro peor enemigo y nuestro mayor
aliado, es algo perenne, en las ramas de nuestro cerebro…
Puede hacernos sentir tan sumamente desdichados al recordar
como repetimos patrones que sabemos que son sumamente absurdos e idiotas. Si pudiéramos
borrar esos recuerdos pasados sólo sentiríamos la desdicha de un suceso mal
hecho. Hay quien dirá que lo mas inteligente es aprender de ello para no caer
en los mismos errores o entre las manos de los mismos tipos de persona, y yo le
contesto que sí es lo más inteligente, pero gracias a nuestro aprendizaje de
nuestra vida infantil hemos adquirido unas formas de vivir y elegir difíciles de
cambiar.
Nos aferramos a la mala suerte al recordar cómo no nos
ocurren cosas buenas, o mejor dicho como el traicionero cerebro se encarga de
obviar lo bueno como algo normal y recalcarnos cuan malo y repetitivo es algún
patrón de nuestra vida…
El recuerdo nos puede hacer sentir a la vez los más
afortunados por haber conocido a personas que nos han hecho crecer entre sus
brazos y nos han hecho ser gran parte de lo que somos… pero poco después nos
pisa al recordarnos que esas personas ya no están.
Podríamos hablar de los recuerdos que reprimimos y convertimos en malas costumbres o patrones patológicos… pero eso es otro tema.
Aunque obviamente hay miles de cosas que recordar por las
que sentirse agradecido feliz y afortunado. Pero tranquilos que el día que no
estén ya estará vuestro cerebro para recordároslo.
Lo más saludable serían pastillas de olvido para no llegar a
conclusiones absurdas y faltas de objetividad debidas a nuestra experiencia
pasada, para olvidar a esa persona que tan lejos de tus brazos se encuentra, a esa otra que te hizo sentir tan miserable o aquel momento en que te sentiste solo...
Pero, no seriamos quien somos.
(si alguien se pregunta cuál es el objetivo de este blog,
sólo es una vía de escape donde canalizar sentimientos y pensamientos poco o
nada estructurado )
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